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Francis Carden
Francis Carden
Vicepresidente de Automatización Inteligente y Robótica en
Pegasystems

3 min de lectura

El secreto de las TI para ganar el futuro: citizen developer

Las plataformas de low-code están potenciando las organizaciones como nunca antes.

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Imagínese que quiere construir un castillo de Lego, pero primero tiene que diseñar, moldear y probar cada pieza desde cero. Así es como era la codificación durante décadas: un minucioso trabajo de escribir una aplicación línea por línea, durante semanas o meses. Si todo el mundo escribiera el código a la perfección, sería bastante difícil, pero no lo hacían, porque eran, al final, humanos. Eso suponía correcciones y parches que consumían mucho tiempo, o incluso volver a la casilla de salida.

En 2021, tenemos todos los Legos relucientes que podamos desear. Podemos construir cualquier cosa y hacerla reutilizable y configurable al instante. Además, lo mejor de todo es que podemos construirlo con rapidez gracias al low-code. Las plataformas low-code, con sus herramientas visuales de arrastrar y soltar, no solo significan que los desarrolladores pueden prescindir del hard-coding. Esto implica que los profesionales no informáticos, o, como se les conoce mejor, los citizen developer, pueden crear sus propias aplicaciones y automatizar los flujos de trabajo, ya sea un contable que crea una aplicación de seguimiento de facturas o un profesional de recursos humanos que crea un flujo de trabajo de incorporación.

Gracias al low-code, estamos al borde de una revolución de la codificación (o deberíamos decir de la no codificación). Según Gartner, en el año 2024, el 80 % de los productos y servicios tecnológicos (en inglés) serán creados por personas que no son profesionales en el campo de la informática. Esto es una gran noticia para los equipos de TI sobrecargados, ya que les permite centrarse en tareas más complejas y urgentes. Pero para que los citizen developer despeguen el día de mañana, las TI tendrán que ser su copiloto hoy y proporcionarles la gobernanza y la seguridad necesarias para garantizar la viabilidad y la escalabilidad de sus productos. Estas nuevas pero cruciales funciones de TI son esenciales para el futuro de todas las aplicaciones construidas en este nuevo modelo.

Según Gartner, en el año 2024, el 80 % de los productos y servicios tecnológicos serán creados por personas que no son profesionales en el campo de la informática.

A primera vista, esto puede parecer problemático, pero en realidad es una bendición disfrazada encubierta. La asociación es el mejor camino para reinventar el trabajo de TI del futuro, lo que permite que los tecnólogos se conviertan en verdaderos socios en la consecución de los objetivos empresariales clave y en el impulso de la innovación.

Casi de la noche a la mañana, la pandemia del COVID-19 hizo que la transformación digital y la demanda de productos y servicios digitales se disparara. En el mismo momento en que la necesidad de software y aplicaciones se disparó, también lo hizo la escasez de talento informático competente.

Uno de cada cinco directores de informática atribuye a la pandemia la creación de una grave “sequía de desarrolladores” (en inglés), según una encuesta de Internal. También generó que la escasez de talento informático esté en su nivel más alto de los últimos 15 años, ya que el 69 % de los empleadores tienen dificultades para cubrir las vacantes de TI.

No es de extrañar, entonces, que la mayoría de los equipos de TI estén desbordados, luchando por mantener el ritmo de la aplastante demanda. Dos tercios de los proyectos de software sufren un retraso crónico (en inglés), y el 62 % de las empresas afirman que su lista de solicitudes para TI sigue aumentando.

La realidad es que los profesionales de TI dedican gran parte de su tiempo a apoyar las operaciones heredadas y a apagar incendios, y dejan que la deuda técnica se acumule en el proceso. Se ven obligados por la realidad de los plazos y las “prioridades número uno” en competencia a ser en gran medida reactivos, no proactivos. Un socio de Pega del sector de servicios financieros me dijo recientemente que el 95 % de su presupuesto de TI se destina a “mantener las luces encendidas”. Eso deja un escaso 5 % para la innovación.

“No es de extrañar, entonces, que la mayoría de los equipos de TI estén desbordados, luchando por mantener el ritmo de la aplastante demanda”.


Se necesitan dos para bailar el tango.

A pesar de que las herramientas de low-code están disponibles y son cada vez más asequibles (por no hablar de las grandes expectativas de Gartner), el movimiento de los citizen developer todavía está en sus inicios.

¿El motivo? Según una encuesta de TechRepublic, apenas la mitad (en inglés) de las empresas han adoptado el low-code. El informe “The State of Low Code 2021” señala que la inmensa mayoría de los ejecutivos son conscientes de los beneficios potenciales de la programación básica, pero el 60 % afirma que sus organizaciones no tienen la experiencia necesaria (en inglés) para aplicarla.

A pesar de su comienzo, la adopción del low-code ha experimentado un crecimiento significativo en los últimos años, especialmente dentro de las TI profesionales. Si bien los citizen developer representan solo el 6 % del desarrollo de software, aplicaciones y flujos de trabajo que se lleva a cabo hoy en día, el índice de adopción de low-code entre los usuarios de negocio se está acelerando con rapidez. La facilidad con la que se pueden crear aplicaciones fuera de TI es increíblemente prometedora, pero esa promesa conlleva un peligro si las iniciativas de desarrollo dirigidas por la empresa no se llevan a cabo en colaboración con TI.

Las organizaciones de TI que ya han madurado en el uso de herramientas de low-code están bien posicionadas para proporcionar orientación, pero también pueden ofrecer supervisión para garantizar que las aplicaciones y los flujos de trabajo inteligentes creados por los citizen developer se construyan teniendo en cuenta la reutilización, la interoperabilidad y la escalabilidad. También pueden asegurar una cadena de propiedad si el citizen developer que creó el producto deja la empresa, así como una vía para “graduar” las aplicaciones a la propiedad de TI en caso de que aumenten en complejidad o criticidad.

Inevitablemente, será necesario un ajuste cultural para que los equipos de TI se adapten a este cambio hacia la democratización del dominio de los desarrolladores. Las organizaciones de TI están ansiosas por encontrar formas de liberar su lista de solicitudes, pero no están preparadas para sacrificar la seguridad, el cumplimiento normativo y la capacidad de mantenimiento.

Pero a medida que los beneficios del desarrollo ciudadano se hacen evidentes, la actitud de los líderes de TI está evolucionando. Según una encuesta, el 92 % de los profesionales de TI se sienten cómodos con el desarrollo de aplicaciones y software por parte de usuarios de negocio que no son de TI, con la formación y la supervisión adecuadas. La comodidad con el citizen developer se gana a medida que la misma plataforma que se utiliza para empoderar a los citizen developer también se puede utilizar para hacer cumplir la seguridad y otras mejores prácticas de manera que se eliminen los riesgos.

Al final, la democratización del desarrollo de aplicaciones a través del low-code promete ser una victoria para todos. Debido a la rápida aceleración de la transformación digital, hay más entusiasmo que nunca por la automatización de los flujos de trabajo y la creación de potentes aplicaciones preparadas para el futuro. Pero para conseguir esas victorias, los desarrolladores de TI y los citizen developer tendrán que trabajar en conjunto.

Y la mayor victoria de todas para las empresas puede ser liberar a los profesionales de TI para que innoven nuevos productos y servicios que den a sus organizaciones una ventaja competitiva para ganar el futuro. Dejemos que los citizen developer ayuden a “mantener las luces encendidas”. Las TI tienen castillos más grandes y mejores que construir.

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